EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO Artículo opinión 3/12/2023
Responsabilidad afectiva
A pesar de que no se habla mucho del concepto responsabilidad afectiva, la realidad es que es un aspecto clave a tener en cuenta a la hora de fomentar unas relaciones sociales saludables. La responsabilidad afectiva podría definirse como el ser consciente y consecuente de nuestras propias emociones y de las de los otros pues, lo queramos o no, necesitamos de los demás para estar bien. Y formar un vínculo sano con las personas requiere sentido de responsabilidad y empatía frente a los sentimientos ajenos. En ocasiones, nos dejamos arrastrar por las emociones sin dar valor a aspectos clave como el límite, el cuidado y el respeto. Sin estos pilares, es complicado que una relación se desarrolle de manera realmente saludable, sin dinámicas tóxicas de por medio. Cuando adoptamos responsabilidad en nuestras relaciones somos considerados, comprendemos los motivos del otro, empatizamos con él y tratamos de alcanzar un punto común mediante la comunicación asertiva. Generalmente, la responsabilidad afectiva se hace notar a través de indicadores como la empatía (capacidad para ponerse en la piel del otro y entenderlo), la escucha activa (saber escuchar con atención e interés) y el respeto de los límites (establecerlos y considerarlos). Además, las personas responsables afectivamente, suelen pensar y reflexionar antes de actuar, lejos de dejarse llevar por impulsos pasajeros, y teniendo claro que las cosas que hacemos y decimos tienen consecuencias en los demás. En definitiva, la responsabilidad afectiva es algo desconocido para algunos, pero fundamental para tener relaciones sanas con los demás. Detrás de la irresponsabilidad emocional estarían comportamientos como el stalking (espiar al otro), el haunting (desaparecer sin dejar rastro) o el breadcrumbing (dejar migas de pan sabiendo que nunca va uno a comprometerse), que tanto nos perjudican. Porque, en un mundo cada vez más individualista, hay muchas personas que confunden el cuidado de uno mismo, con el egocentrismo y la egolatría. Y porque los vínculos que construimos con otras personas, implican cuidados, teniendo en cuenta que el mundo emocional de los demás puede ser muy diferente al nuestro. www.carloshidalgo.es