Rafael Nadal
En 2005 y con 19 años, Rafael Nadal ganó su primer Roland Garros y el domingo pasado, con 34, su decimotercera Copa de los Mosqueteros. Apenas hay deportistas en la historia, sin importar la disciplina que sea, que puedan estar 15 años en lo mas alto de sus posibilidades. El desgaste, la aparición de grandes rivales y las lesiones, hacen que la estancia media de un deportista en la élite raramente supere los 8 años. El deporte de alto rendimiento somete al organismo a un ritmo de trabajo tan elevado, de tanta intensidad, que obliga a tener unas condiciones físicas y mentales extraordinarias, además de una elevada capacidad de sacrifico, donde la clave de éxito está en la fortaleza mental. La psique del Manacorí, capaz de superar lesiones y malos momentos con una gran capacidad de adaptación y flexibilidad, hace que se supere año tras año empezando cada ejercicio de cero, como si no hubiese ganado nada antes. Los expertos dicen que Nadal no es el mejor ni física, ni técnicamente, pero sí psicológicamente, pues controla su mente orientándola exclusivamente al rendimiento en cada punto, logrando con ello llevar al límite la parte física y pareciendo inmune al cansancio y al nerviosismo. Otra característica determinante es su memoria, una base de datos prodigiosa. Puede recordar golpes de torneos jugados hace años lo que le ayuda a elegir la jugada idónea basándose en situaciones pasadas. Y es que su forma de competir es un manual de psicología del alto rendimiento en sí mismo. Tiene la habilidad mental de identificar, asumir y corregir los errores (con rapidez) tomando las situaciones límites como retos debido a su extraordinaria confianza en sí mismo. Y todo ello conseguido desde la humildad, la disciplina y el tesón, siendo pertinaz en el esfuerzo. No es vano dice: “Lograr aquello que he soñado me hace feliz, pero sobre todo me hace feliz recordar el esfuerzo empleado para lograrlo”. Magistral. www.carloshidalgo.es