VACACIONES EN EL PUEBLO
Según los expertos tomarse unos días de vacaciones (nunca menos de 2 semanas consecutivas) es tan importante para el ser humano como el ejercicio físico o la dieta sana. Parece comprobado que alejarse un tiempo del estrés de la rutina diaria reduce los riesgos de padecer problemas cardíacos, digestivos y psicológicos. Uno de los destinos con menos glamour pero con grandes ventajas es ir al pueblo. Así, numerosos pueblos de España aumentan su número de habitantes en estas fechas. Lo que para algunos son unas vacaciones aburridas y monótonas, para otros significa una multitud de beneficios, como puede ser disfrutar de la tranquilidad, de la naturaleza o de pequeños placeres como el dolce far niente (ociosidad agradable) que sólo se encuentra allí. Si al final es el destino elegido, hay que tener claro que hay un acuerdo tácito, unas reglas no escritas, pero de obligado cumplimiento, que conviene recordar. En primer lugar, existe el deber de saludar a todo el mundo, pero no un saludo fugaz, hay que mantener una mínima conversación sobre el tiempo o el estado de salud, la de uno y probablemente la del resto de familia y allegados. Por ello es aconsejable repasarse el árbol genealógico de los habitantes, basado fundamentalmente en apodos, con el fin de que la conversación fluya. También hay que saber que los coches nunca tienen preferencia sobre nada, y mucho menos frente a un tractor o a un niño en bicicleta, aunque sea un kamikaze. Todas las calles del pueblo son un paso de cebra gigantesco. Aunque no existan señales de tráfico, ni líneas pintadas en el suelo, está absolutamente prohibido aparcar en los lugares habilitados para tomar el fresco. Esto es una costumbre muy saludable que ofrece la oportunidad de pasar un rato agradable de charla a buena temperatura, acabando el día de manera relajada. Por último, no olvide llevarse una rebequita, le dará uso. www.carloshidalgo.es