Síndromes literarios
A lo largo de la historia de la literatura, muchos han sido los personajes que por su peculiaridad han llegado a dar nombre a diferentes síndromes. Quizá el mas famoso sea el Síndrome de Peter Pan, niño que vivía en el País de Nunca Jamás y que no quería crecer. Se podría decir que es el conjunto de rasgos de quien no renuncia a ser hijo para ser padre, existiendo un desfase entre su edad cronológica y su madurez afectiva. En una palabra, un inmaduro incapaz de cuidar y proteger a nadie. El Síndrome de Pollyanna hace referencia a un personaje de la escritora Eleanor Porter que habla sobre una niña huérfana, pero educada en el optimismo, a quien le gustaba jugar a encontrar el lado bueno de cualquier situación, por catastrófica que esta sea. Así, ese optimismo enfermizo le lleva a poner en riesgo su propia vida, ante la creencia absoluta de que nada puede salir mal. En clara alusión a este Síndrome se habla de El principio de Pollyanna para definir al hecho de que recordemos mejor los acontecimientos positivos que los negativos. El Síndrome de Otelo, el protagonista de Shakespeare que mata a su mujer porque piensa (erróneamente) que le está siendo desleal, lo sufren los que se obsesionan con que su pareja les es infiel, a pesar de que todas las evidencias demuestren lo contrario. Por último, hablaremos del Síndrome de Rapunzel, protagonista de un cuento de los hermanos Grimm, famosa por sus largas trenzas, y que define al que padece de tricofagia (comer pelo), formando el pelo ingerido una bola en el intestino que puede llevar a la muerte si no hay cirugía. www.carloshidalgo.es