Deepfake
Un Deepfake, acrónimo de las palabras inglesas “profundo” y “falsificación”, describe imágenes, audios o videos, realistas pero falsos, generados con software de inteligencia artificial. Por ejemplo, un video falso del expresidente Barack Obama, donde insultaba a Donald Trump, se volvió viral en 2018. Ahora, en otra vuelta de tuerca, la tecnología se ha utilizado para crear pornografía falsa que involucra a personas reales sin su consentimiento. La semana pasada, en Almendralejo, más de 30 niñas han sufrido los estragos del deepfake. Las denuncias apuntan a un grupo de compañeros que decidió utilizar una aplicación, basada en la IA, para generar fotos de menores que, manteniendo la cara, produce una recreación de la foto del cuerpo sin ropa, haciéndolas circular por grupos de WhatsApp. En España, los delitos nunca se regulan por la tecnología, sino por el uso que se hace con ella. Es decir, no importa si las imágenes son generadas por IA o por Photoshop, lo que deriva en un delito es el uso que se hace de esas imágenes, pudiendo castigarse con hasta dos años de cárcel por infligir a otro un trato degradante, menoscabando su integridad moral. Desgraciadamente, muchos adolescentes suelen verlo como una gracieta, por lo que acaban compartiéndolo, sin darse cuenta de que estas fotos, no solo representan un atentado contra la intimidad, sino que también tiene graves implicaciones psicológicas para las damnificadas, pues les ocasiona una sensación de vulnerabilidad e indefensión. Las víctimas, experimentan vergüenza y humillación al sentirse expuestas y despojadas del control sobre su propia imagen, pudiendo acarrearles un problema de salud mental, incluyendo ansiedad, depresión o un trastorno de estrés postraumático. Superar el trauma de los desnudos falsos será un proceso largo y difícil, y la terapia psicológica será fundamental para que puedan gestionar sus emociones, y recuperar seguridad y confianza. Es fundamental que la sociedad reconozca la gravedad de este problema y trabaje para proteger la dignidad de las personas, pues estas fotos son un asalto a la privacidad que puede dejar cicatrices psicológicas muy profundas en las víctimas. www.carloshidalgo.es