CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

Síndromes literarios

Síndromes literarios A lo largo de la historia de la literatura, muchos han sido los personajes que por su peculiaridad han llegado a dar nombre a diferentes síndromes. Quizá el mas famoso sea el Síndrome de Peter Pan, niño que vivía en el País de Nunca Jamás y que no quería crecer. Se podría decir que es el conjunto de rasgos de quien no renuncia a ser hijo para ser padre, existiendo un desfase entre su edad cronológica y su madurez afectiva. En una palabra, un inmaduro incapaz de cuidar y proteger a nadie. El Síndrome de Pollyanna hace referencia a un personaje de la escritora Eleanor Porter que habla sobre una niña huérfana, pero educada en el optimismo, a quien le gustaba jugar a encontrar el lado bueno de cualquier situación, por catastrófica que esta sea. Así, ese optimismo enfermizo le lleva a poner en riesgo su propia vida, ante la creencia absoluta de que nada puede salir mal. En clara alusión a este Síndrome se habla de El principio de Pollyanna para definir al hecho de que recordemos mejor los acontecimientos positivos que los negativos. El Síndrome de Otelo, el protagonista de Shakespeare que mata a su mujer porque piensa (erróneamente) que le está siendo desleal, lo sufren los que se obsesionan con que su pareja les es infiel, a pesar de que todas las evidencias demuestren lo contrario. Por último, hablaremos del Síndrome de Rapunzel, protagonista de un cuento de los hermanos Grimm, famosa por sus largas trenzas, y que define al que padece de tricofagia (comer pelo), formando el pelo ingerido una bola en el intestino que puede llevar a la muerte si no hay cirugía. www.carloshidalgo.es

Luz de gas

LUZ DE GAS Existe una obra de teatro titulada “GasLight”, que fue llevada al cine con tremendo éxito por Ingrid Bergman (obtuvo un Oscar por su actuación), quien sufría el acoso de su esposo Charles Boyer. Éste, intentaba convencerla de que estaba loca manipulando diferentes objetos de su entorno, y cuando la buena de Ingrid le hacía notar esas variaciones, afirmaba que estaba equivocada y que estaba perdiendo la cabeza. Ahora, se ha bautizado el término Gaslighting (luz de gas) para definir a las personas que controlan la vida del otro sembrando dudas. Y es que hay gente que poniendo en entredicho lo que sentimos y lo que pensamos pueden provocar tantas dudas en nosotros que llegan a minar nuestra seguridad y autoestima. En verdad, es una manera de manipular manejando información de manera selectiva, para confundir a la víctima, haciendo que dude de su memoria, percepción o incluso de su cordura, con el principal objetivo de desorientarla hasta el punto de que se desmorone y quede a su merced. Generalmente, la víctima es insegura, con necesidad de aprobación externa, y suele idealizar al manipulador, quien se proclama adalid de la víctima, cuando en verdad su intención es crearle dependencia. Existen dos características que hacen que se sea proclive al trastorno: necesidad de afecto y de aprobación. Por un lado, ocurre entre personas que mantienen una estrecha relación afectiva con el manipulador, viviendo con terror un posible abandono. Y por otro, la necesidad de aprobación hace que sucumba con facilidad a los deseos del otro sólo para obtener su beneplácito. La mejor solución para no caer en este tipo de manipulación es aprender a detectarla a tiempo y alejarse lo mas posible de la persona tóxica. www.carloshidalgo.es

Lo negativo de lo positivo

Lo negativo de la psicología positiva El concepto de felicidad ya no viene referido sólo al ámbito de la salud, sino que ha inundado por completo todas las esferas. Las campañas publicitarias por ejemplo no sólo se enfocan a la demanda del consumidor, sino que intenta asociar el producto que se ofrece a la sensación de ser feliz. Tanto es así, que en 2012 la ONU instauró el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad, publicando con regularidad un informe con el ranking de felicidad por países, donde Suiza ocupa el primer lugar y España el 36. Los gurús del movimiento positivo tienden a construir el mundo emocional magnificando el poder de la emoción positiva, otorgándole una desmesurada capacidad para el cambio, para la curación de enfermedades o incluso para modificar el genoma humano. Ahí es nada. Y se adelantan a decir que si no lo consigues, probablemente es que no lo deseas lo suficiente. El colmo. Se da la paradoja de que pretender ser feliz a toda costa puede provocar infelicidad, ya que esa necesidad de una actitud positiva en cualquier circunstancia vital puede provocar culpabilidad ante un estado anímico decaído. Si una persona está deprimida y le forzamos a que piense en positivo lo único que obtendremos es que se deprima aún más, pues se sentirá culpable por no conseguirlo. Y es que un problema no es siempre una oportunidad, a veces, es sólo eso, un problema. La felicidad no debe pasar por la negación de las emociones dolorosas. Tan nefasto es ver el vaso medio vacío como medio lleno. Es mejor ver medio vaso de agua para no pecar de ser demasiado pesimista u optimista. www.carloshidalgo.es

5 cumplidos por insulto

5 CUMPLIDOS POR INSULTO Esta semana se ha celebrado en Bélgica el Campeonato del Mundo de Ciclocross sub-23, que ha quedado marcado por el dramático error de un joven ciclista checo de 19 años, Adama Toupalik, quien en la línea de meta celebró la victoria golpeándose el pecho y señalando a los rivales que venían unos cuantos metros por detrás de él, sin percatarse de que le quedaba una vuelta mas. Ni siquiera la campana que anunciaba el último giro le sacó de su error. Su despiste le acabó costando la victoria real, que fue para el belga Eli Iserbyt, y sólo pudo ser segundo. Tras la carrera Toupalik confesó ante la prensa que había perdido la cuenta de las vueltas. Así, afirmó: “Fue un error mío. Nunca pensé que me pudiera pasar algo así, soy un idiota, ni mas ni menos, un imbécil”, concluyó visiblemente afectado. Pero el bueno de Adama no sólo ha perdido la medalla de oro con la que soñó desde que era Junior, también su autoestima se ha visto afectada, pues es un hecho constatado que un insulto, o el abuso verbal, deja una herida psicológica muy profunda en el individuo, minando su autoestima. Científicamente se ha demostrado que son necesarios cinco cumplidos mas o menos consecutivos para poder borrar las huellas perversas de un insulto, máximo si es un autoinsulto, como es el caso. El impacto del lenguaje es sorprendentemente duradero ya que el efecto de una palabra displicente es más perversa que los propios hechos e incluso, en ocasiones, que el daño físico. Con afirmaciones positivas (sobre uno mismo) podemos reemplazar conceptos negativos mejorando de esa forma la autoestima. www.carloshidalgo.es

CONTROL IMPULSOS

CONTROL IMPULSOS La semana pasada, la Policía Nacional detuvo a un hombre de 38 años, como presunto autor de un delito de lesiones después de que golpeara a otro hombre en un bingo de Castellón, acusándole de sus pérdidas por ser “gafe”. El detenido ocasionó a la víctima numerosas lesiones a causa de los golpes, agravadas por la posterior caída contra la puerta de cristal del local, que se rompió del impacto. Al parecer, la víctima estaba tomando algo en compañía de un amigo, y junto a ellos, otra persona estaba jugando, y perdiendo, una grande cantidad de dinero en una de las máquinas, hasta que, muy alterado, se acercó diciéndole “por tu culpa perdí todo el dinero, te lo voy a meter por la boca”, asestándole dos puñetazos. La verdad es que el juego de azar es considerado una diversión cuando hay un control y un gozo en sí, mientras que deja de serlo cuando implica sufrimiento y descontrol. La ludopatía es un trastorno de control impulsos pues la persona es incapaz de resistir la tentación de llevar a cabo un acto perjudicial para el propio individuo. Antes de cometer el acto, suelen sentir una progresiva sensación de malestar emocional, durante el acto se experimenta gratificación y, por último, aparecer sentimientos negativos como arrepentimiento, culpa y vergüenza. En general, el individuo cree que es su destreza quien le hace obtener ganancias, sobrevalorando sus posibilidades subjetivas de ganar e incrementando la creencia en que son sus habilidades los que le dan suerte. Por el contrario, atribuye las pérdidas a factores externos como la mala suerte o el mal fario provocado por otros, como ha ocurrido en este caso. www.carloshidalgo.es

funcionar modo queja

FUNCIONAR MODO QUEJA ¿Quién no ha asumido alguna vez el papel de víctima? No obstante, existen algunas personas que se instalan en la queja de manera permanente y ya no saben actuar de otra manera. Se convierten en víctimas permanentes culpabilizando a los demás y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, se liberan de la culpa. Hallan consuelo en el lamento y no suelen pedir ayuda para solucionar sus problemas, solo se lamentan de sus desdichas en búsqueda de compasión y protagonismo. Uno de los problemas colaterales que acarrea esta manera de actuar es que la persona se vuelve pesimista y negativa con respecto al mundo y a los demás, lo que hace que la gente termine huyendo de ellas, provocándoles un aislamiento y un malestar emocional aún mayor. El creer tan firmemente que la culpa nunca es suya, alimenta sentimientos de inquina y resentimiento que les conduce en ocasiones a un victimismo agresivo. Y esto es muy peligroso pues provocar un contigo en nosotros mismos. Así, la forma más rápida y sencilla de construir una relación con una persona consiste en buscar algo negativo en común, puesto que nada une mas que una insatisfacción compartida. Y lo peor es que cuando nos quejamos, o cuando escuchamos a alguien lamentarse, activamos a nivel cerebral una respuesta de estrés que puede llegar a dañar las conexiones neuronales de áreas como el hipocampo, vinculadas a la memoria y la capacidad para resolver problemas.  En verdad, las quejas son como el humo: no es necesario fumar para dañarnos, se puede ser un fumador pasivo. Por eso, siempre que se pueda, hay que evitar a las personas que funcionan en modo queja. www.carloshidalgo.es

HÁBITOS AÑO NUEVO

HÁBITOS DE AÑO NUEVO Como cada principio de año es la época de hacer el sempiterno listado de cosas que queremos lograr, cambiar o mejorar. Ir al gimnasio, estudiar un idioma o bajar de peso se encuentran entre los objetivos mas anhelados. Pero cambiar no es tan fácil y, a veces, resulta complicado ya que es un proceso que precisa de esfuerzo y dedicación. Para que en las primeras semanas nuestras metas no caigan en el olvido, se debe crear un hábito. Hasta ahora, se pensaba que ejercitar durante 21 días una conducta era suficiente para se convirtiera en costumbre. Sin embargo, crear un hábito nuevo o, mas aún, cambiar un mal hábito, precisa de una mayor disciplina y compromiso. Este hecho ha sido corroborado por un estudio publicado por la Universidad de Londres que asegura que crear una buena costumbre se consigue en poco mas de dos de meses (66 días en concreto). Este parece ser el periodo de tiempo necesario que permite fijarlo y mantenerlo durante muchos años. Es a partir de ese momento cuando la rutina adquiere el automatismo necesario para se lleve a cabo la repetición de la conducta sin apenas esfuerzo. Al contrario de lo que se pensaba hasta ahora, se sabe que con 21 días las neuronas no tienen tiempo suficiente para asimilar una determinada conducta, por lo que es fácil que se abandone la práctica. También se ha llegado a la conclusión de que si algún día suelto no se lleva a cabo la conducta deseada, esto no es perjudicial a largo plazo pues lo que verdaderamente importa son las repeticiones diarias, que son en definitiva las que provocan el automatismo. www.carloshidalgo.es

LOS REGALOS DE NAVIDAD

LOS REGALOS EN NAVIDAD En la Navidad, por mor de Papá Noel y los Reyes Magos, no hay un hogar donde los niños no abran un montón de regalos al pie de un árbol de Navidad. Se cree que el 80% de los niños tienen cinco o más regalos durante estas fiestas, y que muchos reciben 10 veces más regalos de los que han pedido. Esta tendencia consumista, no beneficia en nada a los niños en su formación. Es mas, parece que regalar demasiado es contraproducente ya que puede dar lugar a la aparición del síndrome del niño hiperregalado. Este síndrome hace referencia al intento de los padres por compensar con regalos el poco tiempo que pasan con sus vástagos, con lo que el niño suele volverse caprichoso y egoísta, y preocupado tan solo de vanagloriarse delante de sus compañeros de la cantidad de regalos que recibieron. Este exceso provoca tal sobreestimulación que los niños, o bien no disfrutan de ninguno en especial, o bien se decantan por el que más les gustó, despreciando el resto. Pero en su formación no sólo influye la cantidad, sino también la calidad, siendo sumamente importante escoger bien. Conviene ser conscientes de los valores sexistas que llevan implícitos algunos regalos, pues influyen en su socialización y en la reproducción de roles de género. Se trataría de intentar romper estereotipos con el fin de acercarnos mas a una sociedad igualitaria entre hombres y mujeres. Una solución para todo lo antes comentado podría ser el uso de la técnica de los 4 regalos: Un regalo que pueda usar (ropa), otro relacionado con la lectura (libro), otro que se desee mucho (fomenta la ilusión) y otro que realmente necesite. www.carloshidalgo.es

EL SINDROME DE SIMON

El Síndrome de Simón El psiquiatra Enrique Rojas acuñó el término hombre light, a comienzos de los 90, para definir a una generación consumista, hedonista y sin ideales ni valores. Hoy, 25 años después, parece que ese hombre ha tenido un hijo que sufre el Síndrome de Simón, variante del Síndrome Peter Pan. Se habla de un hombre entre 25 y 40 años cuya motivación principal es la diversión. En términos mas exactos se trata de un hombre soltero, inmaduro en lo afectivo, materialista, obsesionado con el trabajo y narcisista (la palabra simon es el acrónimo de las características antes mencionadas), y todo ello dominado por el miedo al compromiso. Una de las características es la inmadurez emocional pues consideran que aún son muy jóvenes y gastan la mayoría de su dinero en ropa, salidas y vacaciones. Tener madurez sentimental significa ser capaz de dar y recibir amor, contemplando la posibilidad de descubrir otra persona con la que elaborar un proyecto común. O lo que es mismo, enamorarse, para lo cual es obligatorio que concurran dos variables: sentir una fuerte atracción y una elevada admiración por el otro. Y uno de los problemas viene porque cuidan tanto la apariencia que, en su narcicismo, se idolatran y se admiran sólo a ellos. Su patrón conductual suele vertebrarse en torno a la necesidad de reconocimiento por parte de la gente de su entorno, girando permanentemente sobre sí mismo y preocupándose por causar una buena impresión a los demás. Y las mujeres, por norma mucho mas maduras que los hombres, se desencantan cuando buscan a un hombre “con los deberes hechos”, mientras encuentran a un adolescente de 35 años al que tienen que educar como si fuera su madre. www.carloshidalgo.es

EMOCIONES NAVIDAD

Emociones en Navidad Nos encontramos a pocos días del inicio de las fiestas navideñas, época del año donde se supone que todo es alegría. Pero la realidad es que el 45 % de la población padece síntomas mixtos de ansiedad y/o depresión en Navidad. No es una culpa intrínseca de estas fiestas, sino mas bien que hay determinadas personas que llegan a estos días con cuadros depresivos o ansiosos, y que son más vulnerables a sufrir un estrés emocional en estas fechas, exacerbando así su sintomatología. Posiblemente, la obligación de ser feliz, que parece estar asociada a la Navidad, causa un efecto contrario ya que la supuesta e idílica situación de unión familiar siempre no se da. Mucha gente, ya sea por la muerte de un ser querido, por una ruptura sentimental o por una merma importante en sus recursos económicos, vivirá tal frustración que se le hará difícil no caer en la melancolía y la aflicción. La explicación es lógica. Si se lleva a cuestas una época difícil y uno se siente “obligado”, debido a la presión social, a participar en fiestas, a repartir alegría y a poner buena cara, puede que se produzca una situación de estrés que haga que empeoran los síntomas. Una de las soluciones sería no exagerar la Navidad. Es cierto que es una celebración religiosa importante para varias confesiones, sobre todo la cristiana, pero eso no se debe confundir con un exceso de consumismo, pues sabemos que el gastar más no va a hacer que seamos más felices, ya que al final lo importante no es cómo decoremos la mesa, sino el contacto humano y las relaciones con los demás. Es esto lo que nos aportará las mayores satisfacciones. www.carloshidalgo.es