CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

La nueva ludopatía

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO Artículo de opinión 8/05/2022 Una nueva ludopatía Tener libertad financiera se ha convertido en una de las utopías de algunos millennials que sueñan con tener una recompensa económica, sin trabajo ni esfuerzo alguno. Pasada la fiebre de las apuestas, la quimera de una prosperidad sin empeño emerge hoy en las criptomonedas. Cada vez son más los jóvenes que se entregan, sin cautela, a esta especie de nueva fiebre del oro, necesitando acudir a terapia para superar la adicción de especular con criptomonedas. Por lo visto, es la percepción del riesgo el factor determinante para discernir entre lo que es ser un inversor responsable y alguien que desarrolla un trastorno adictivo. Diferentes estudios han demostrado que las personas que se sienten atraídas por los juegos de azar, también son más propensas a participar en especulaciones con criptomonedas. Cuando de adicción se habla, la inmediatez del refuerzo es lo más importante. Mientras en la bolsa o la lotería la ganancia o la pérdida se demora en el tiempo, el potencial adictivo de las criptomonedas es colosal, pues funciona las 24 horas del día en las que se puede vender y comprar sin parar, como si de una ruleta se tratase. Aparte de la rapidez del resultado, existen otros factores que contribuyen a fomentar la adicción. Así, la creencia errónea de que se va a conseguir mucho dinero fácilmente, y otros sesgos cognitivos, actúan como refuerzo intermitente, lo que hace difícil la extinción de la respuesta, contribuyendo a su asentamiento. Por si esto fuera poco, la facilidad de uso de las plataformas y el atractivo de las aplicaciones, convierten una inversión económica en una conducta adictiva, como si fuese un juego. Además, la imagen positiva construida en torno a estas transacciones, hace que estos jóvenes no se vean a sí mismos como ludópatas, sino como personas decididas y astutas. Si a esto se le une la codicia, la ambición y la adrenalina, la ruina está servida. www.carloshidalgo.es

La falacia del quietismo

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO Artículo opinión 1/05/2022 La falacia del quietismo Mucha gente cree que cuando, en medio de una discusión, se da la callada por respuesta, es porque se entiende que se está de acuerdo con lo planteado. Por ejemplo, se puede pensar que, si una persona en una conversación no se pronuncia en contra del castigo físico en el colegio, es porque está a favor. A esto se le conoce como la falacia del quietismo. Una falacia es una inferencia no válida de la realidad que se usa para justificar una postura. La falacia del quietismo, también conocida como falacia de la reserva, se basa en la idea deque el que calla, otorga. Quien recurre a esta falacia sostiene que la persona que no argumenta, no se defiende o no interviene, es porque está de acuerdo con la idea planteada. De hecho, es un tipo de argumentum ad ignorantiam, pues se asume que el silencio y el quietismo son una prueba de consentimiento. Evidentemente, no es así. No siempre el que calla otorga. Tan solo calla. Porque no todos los silencios son sinónimos de claudicación o aceptación. De hecho, en ocasiones, el silencio es el recurso comunicativo más inteligente, pues hay momentos en que se opta por el silencio porque nos damos cuenta de que nos encontramos en un diálogo sin utilidad, ni trascendencia. Otras veces, nos inclinamos por guardar silencio para conservar la calma. Y es que, no hablar, no expresar o no actuar, revela en realidad un significado que no todos aprecian, y menos aún comprenden. Diferentes trabajos aseguran que buena parte de los silencios son comunicativos, es decir, trasmiten un mensaje. Sin embargo, en esta sociedad, habituada a hablar en exceso para no decir nada, quien opta por la imperturbabilidad, para muchos, demuestra debilidad. Pero como dijo Mariano José de Larra: El auténtico talento no consiste en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar”. www.carloshidalgo.es

El día del libro

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  24/04/2022 EL DÍA DEL LIBRO Ayer se celebró el día del libro. El motivo de elegir esa fecha fue porque el 23 de abril de 1616 murieron dos insignes autores de la literatura universal: Miguel de Cervantes y William Shakespeare. La lectura siempre ha sido la mejor forma de evasión del ser humano, pues un libro permite ampliar los horizontes. Un ejemplo lo vivimos en los días del confinamiento, cuando mucha gente se volcó en la lectura como forma de fuga de una forzosa cautividad. No hace tanto tiempo, leer era una de las formas más atractivas de entretenerse y deleitarse, pero los estudios indican que, si bien la gente más mayor sigue dedicando aproximadamente el mismo tiempo a la lectura que antes, es una realidad que la juventud tiene otras prioridades (tecnológicas fundamentalmente) por delante de la lectura de un libro. Por desgracia, los más jóvenes han encontrado, en las consolas y en los dispositivos móviles, otra forma de diversión, olvidándose de que la lectura es una de las mejores actividades que se pueden realizar y que más ventajas pueden dar. De entrada, leer un libro aumenta la conectividad cerebral, lo que hace que los cambios neurológicos actúen como memoria muscular, pues tener una actividad cognitiva frecuente a lo largo de la vida (en la que puede incluirse la lectura) está relacionado con un deterioro cognitivo más lento al final de la vida. Además, leer es sinónimo de abrir la puerta a nuevos escenarios, ponerse en la piel de otros personajes, vivir otras vidas y aprender cosas nuevas a través de la experiencia de otros roles, con lo que aumenta la empatía y nuestra inteligencia emocional. Por último, desestresa, pues la lectura es el compañero ideal en los momentos en que se busca el deleite del sosiego, el reposo y el silencio. Como leer es estar soñando con los ojos abiertos, no dejes para mañana lo que puedas leer hoy. www.carloshidalgo.es

El pesimismo defensivo

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  17/04/2022 El pesimismo defensivo El pesimismo negativo, en el área de la Psicología, hace referencia a una estrategia de defensa o protección en la que, ante una situación determinada, nos ubicamos en el peor escenario posible. De esta forma, en caso de que el resultado negativo imaginado se vuelva realidad, la persona asume que ya está preparada para enfrentarse al dolor mediante una especie de frustración anticipada. Diversos estudios demuestran que las personas con baja autoestima son las más propensas a utilizar esta estrategia de defensa, pues creen que, de esa manera, evitan una nueva decepción ante un fracaso más. Y así, suelen abandonar actividades a modo de evitar que suceda algo malo, impidiendo directamente que suceda algo. Es decir, por intentar resguardarnos de un posible fracaso, por miedo a fallar, se abandonan metas y objetivos. Es como si jugáramos a baloncesto y nunca tiramos a canasta por miedo al error: no fallaremos nunca, pero jamás meteremos una canasta. Esta metáfora ilustra la idea de que la vida está llena de situaciones que requieren pasar a la acción. Y actuar con un pesimismo defensivo, quizás a priori parece que nos está protegiendo de las decepciones, pero la realidad es que nos está limitando. Uno no nace positivo, negativo o realista, sino que es un aprendizaje que vamos haciendo en nuestra propia evolución. No se trata de pretender verlo todo de color de rosa, pero sí de abandonar el tono negro permanente. En el mundo existen una escala de colores y hay que aprender a moverse entre ellos, trabajando los pensamientos para poder enfrentarnos a las situaciones desde una actitud racional y realista. Lo importante es no dejar de aprender, ser flexibles y, si la situación lo requiere, actuar. Porque todo aquel que piensa mucho antes de dar un paso, se pasará toda la vida en un solo pie (Confucio dixit). Y, si sale mal, tranquilos, a cada decepción le llega su olvido. www.carloshidalgo.es

La matanza de Bucha

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  10/04/2022 LA MATANZA DE BUCHA La crueldad de la guerra de Ucrania se puede resumir en el hallazgo de cientos de cadáveres, tirados literalmente en el suelo, en la localidad de Bucha. En su retirada hacia Bielorrusia, el ejército ruso ha dejado atrás un catálogo de crímenes contra la humanidad, que revela su brutalidad y monstruosidad. Violaciones, torturas, asesinatos de civiles con las manos atadas a la espalda, como si de un macabro tiro al blanco se tratara, y fosas comunes, quedarán como icono de esta barbarie. Es una práctica ya vista antes por el ejército ruso desplegado en Chechenia en 1999 y 2000, conocida como zachistki o “limpieza”. Es decir, matar a todos en edad de empuñar un arma, aunque no pertenezcan a milicia alguna. La consigna es clara: si no se puede controlar un territorio, que no quede nada con vida. Es difícil ponerse en la mente de una persona que realiza semejante salvajada, a no ser que se sea un Spetsnaz, los soldados de élite del ejército ruso. Los temidos Spetsnaz, reciben un entrenamiento específico con cadáveres cuyo fin es conseguir que los soldados sean inmunes a los horrores de la guerra, deshumanizándolos. Esto, unido a un trabajo mental donde se les convence de la supremacía del pueblo ruso frente al eslavo, explica parte del genocidio. Por último, aparece el efecto Lucifer, proceso de trasformación por el cual una persona normal, es capaz de cometer un acto atroz debido a la influencia poderosa del factor situacional. Y es que no es tan difícil que una buena persona actúe con maldad dependiendo del entorno y las circunstancias, pues los impulsos arcaicos son muy fuertes y, en situaciones extraordinarias como la guerra, pueden emerger; no debido a factores psicológicos o traumas personales, sino a la presión del ambiente. Un escenario así, hace que los individuos se insensibilicen y puedan actuar de una forma feroz y despiadada, justificando lo injustificable, un genocidio. www.carloshidalgo.es

La ira

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  03/04/2022 LA IRA ¿Quién no conoce la historia acaecida en la entrega de los premios Óscar, el pasado domingo, en el Dolby Theatre de Los Ángeles? El presentador de uno de los premios, Chris Rock, hizo alusión a la calvicie de Jada Pinkett, que padece alopecia areata (enfermedad autoinmune). La actriz, responde al comentario con un gesto de desagrado y hartazgo, mientras las cámaras muestran a su marido, Will Smith, sonreír de manera forzada. A los pocos segundos, Smith cambia su estado emocional, sube al escenario y abofetea al cómico. Cuando vuelve a su asiento grita iracundo, en varias ocasiones, que no mencione más el nombre de su esposa. Minutos después, Smith gana el Oscar a mejor actor y durante su discurso de agradecimiento justifica su acto argumentando que el amor puede llevar a cometer locuras. El chiste fue de mal gusto, machista e impresentable. La reacción violenta del ganador del Oscar incorrecta. Este hecho nos recuerda que hay emociones primariasque, en situaciones de tensión, pueden jugarnos una mala pasada, a no ser que tengamos un buen autocontrol. Una emoción es una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, como reacción biológica ante un estímulo externo. Las emociones tienen lugar en las regiones subcorticales del cerebro, en la corteza prefrontal y en la amígdala. Ahí se encuentran el miedo, la alegría, la sorpresa, el asco, la tristeza y la ira. Precisamente esta fue la emoción que se apoderó del actor. Un ataque de ira es la consecuencia de un episodio de enfado donde la persona ante una humillación, descontento oinjusticia reacciona de forma violenta. Los estudios demuestran que una emoción dura, de media, 90 segundos, justo el tiempo que duró toda la secuencia. La emoción ocurre irremediablemente, lo que sí se puede controlar es la conducta asociada a dicha emoción. Como diría el maestro de Kung-fu: Para ser un buen guerrero hace falta cultivar la templanza “pequeño saltamontes”. www.carloshidalgo.es

Aplicaciones para citas

Aplicaciones para citas Tinder, Match, Meetic, eDarling o Grindr son solo algunas de las aplicaciones de citas online disponibles hoy en día. En las dos últimas décadas, estas apps han modificado el panorama de las citas, cambiando la forma de buscar pareja. Se calcula que el 45% de las parejas heterosexuales y el 60% de las homosexuales se han conocido por este medio. Estas abrumadoras cifras, certifican que la forma de relacionarnos se ha transformado con el auge de las nuevas tecnologías y del uso generalizado de los teléfonos inteligentes. Y es que hace mucho tiempo que el empleo de estas aplicaciones ha dejado de ser una excepción para convertirse en una opción habitual cuando se busca una relación. Registrarse es fácil: Se suben unas fotos (favorecedoras), se señalan nuestros intereses y se realiza una pequeña explicación que nos describa. A partir de ahí, un algoritmo empieza a buscar a personas afines que puedan coincidir con nuestras preferencias. En cuanto a los resultados, hay quien asegura que ha encontrado el amor, mientras que a otros les ha servido para tener encuentros fugaces o para aumentar su círculo de amistades. Sea como fuere, lo cierto es que esta manera de relacionarnos ha dado lugar al surgimiento de un nuevo término: el amor líquido. Este se caracteriza por la fugacidad y superficialidad del vínculo que se crea, pues con frecuencia se cae en la tentación de la inmediatez, la fugacidad, buscando siempre a alguien nuevo, una especie de consumismo puntual que da satisfacción a una necesidad momentánea y que, seguidamente, se produce el descarte. Esto hace que no se llegue a profundizar, con lo que no se consigue conocer realmente al otro. Y dar tiempo a una relación es clave para que tenga futuro, también a nivel virtual, pues las relaciones crecen a partir de la confianza y la solidez. Porque el mejor fuego no es el que se enciende rápidamente. www.carloshidalgo.es

Resistir es vencer

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  20/03/2022 Resistir es vencer Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito. Este anuncio se publicó en 1907 en The Times. Respondieron 5.000 aspirantes. De todos los candidatos, el explorador Ernest Shakleton seleccionó a 27 hombres junto a los que zarpó a bordo del Endurance, un bergantín de tres palos, que fue localizado la semana pasada a 3.000 metros de profundidad. Cuando, tras una larga travesía, el navío estaba llegando a la Antártida, el anuncio publicado empezó a mostrar su sinceridad: el barco quedó atrapado por la banquisa, siendo triturado por la presión del hielo. Los 28 hombres de a bordo, salvaron lo poco que pudieron para continuar andando sobre el hielo tirando de un bote salvavidas. El nuevo objetivo pasaba por llegar a isla Elefante. Allí se decidió que algunos se quedarían, con la única misión de seguir con vida, y que los más valientes se embarcarían en el pequeño bote en busca de una isla habitada para pedir ayuda. Cuando llevaban 16 días de travesía, al límite de sus fuerzas, divisaron la isla San Pedro y desembarcaron en ella (pero en la parte deshabitada). Tras andar 40 horas, encontraron un barco que les devolvió a Isla Elefante para rescatar a los que se habían quedado. Todos regresaron a Inglaterra sanos y salvos. Este extraordinario caso de supervivencia, demuestra el valor del trabajo en equipo y el poder del liderazgo para el logro de los objetivos más difíciles. Aunque la resiliencia suele considerarse un rasgo inherente a la personalidad, hay estudios que demuestran que es una característica que se puede aprender. Las personas pueden adoptar conductas, pensamientos y acciones que ayuden a desarrollarla. Primero la pandemia y ahora el conflicto bélico nos obligan a ser resilientes, porque nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que queda. www.carloshidalgo.es

El (mal)hábito de compararse

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  13/03/2022 El (mal) hábito de compararse Toda comparación es odiosa, escribió Miguel de Cervantes en El Quijote. Odiosa o no, lo cierto es que deteriora la autoestima y obstaculiza la felicidad, debido a la tendencia que hay a exacerbar el valor del otro mientras minimizamos nuestras capacidades. El motivo que impulsa a compararse con los demás es buscar aquello que nos gustaría tener o alcanzar, pero con frecuencia, esto hace que infravaloremos lo que ya hemos logrado, desdeñando nuestros propios éxitos. Además, es injusto, pues al compararnos lo hacemos solo con retazos o fragmentos de realidad sacados de contexto, realizando un análisis simplista y equivocado. Cada uno tiene sus límites, su entorno, sus medios, sus capacidades y su lastre, lo que hace imposible poderse comparar en igualdad de condiciones. Por eso, las comparaciones que se hacen con tanta frecuencia son sesgadas, puesto que nos fijamos solo en un atributo (el más destacado), que suele ser un anhelo nuestro, dándole probablemente más valor del que tiene. Cada ser humano tiene sus virtudes y defectos, unos brillan en unas cosas y otros en otras, por lo que la única comparación válida es con respecto a uno mismo. Nunca deberíamos compararnos con nadie porque lo único que conseguimos es dañar el amor propio, ocasionando consecuencias muy negativas para el equilibrio psicológico y el bienestar emocional. Pero como en toda regla, hay una excepción. Compararse con los demás nos puede servir como fuente de inspiración para nuestro estilo de vida o para algún aspecto en concreto, siempre que seamos capaces de hacerlo con algún referente únicamente para inspirarnos. Así, una comparación bien enfocada puede ser un aprendizaje positivo. En este punto conviene puntualizar que el cerebro busca la coherencia, por lo que la actitud es muy importante. Si partimos de la idea de que somos peores que los demás, buscaremos señales que confirmen esta idea. Por el contrario, si pensamos que somos personas genuinas, nos compararemos para aprender. www.carloshidalgo.es

Vladimir Putin

EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO  Artículo de opinión  06/03/2022 VLADIMIR PUTIN Cuando todo indica que se le está ganando la batalla a la pandemia, el aspirante a Zar ruso parece haber retrasado las manecillas del reloj al 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania invadió Polonia. Y, como aquel entonces, cientos de miles de personas sufrirán unas consecuencias atroces a todos los niveles, pues no hay mayor ejemplo de maldad que lo que pasa en una guerra. Encoge el corazón ver a un sinfín de familias cruzar los vastos campos de Ucrania hacia Polonia, Moldavia y Hungría en busca de paz. El hecho de tener que abandonar el hogar, para salir hacia lo desconocido, es un trauma muy difícil de superar, pues es un cambio impuesto por la fuerza. El temor es una de las emociones que más atormentan al ser humano, soliendo aparecer cuando existen cambios imprevistos. Esa incertidumbre emocional se convierte en una pesadilla, porque la situación es ambigua y el individuo debe afrontar lo ignoto. La realidad es que, en un conflicto bélico, el 80 % de víctimas son civiles. Se sabe también, que un 20 % de la población desarrollará Esquizofrenia y/o Depresión, y que un 30 % padecerá un Trastorno por estrés postraumático. Y todo por el afán expansionista de un narcisista, despótico y ególatra llamado Vladimir Putin, la personificación del mal. Carente de empatía, busca el poder por encima de todo y de todos, despreciando al los demás, satisfaciendo así sus instintos más primarios. Antiguo espía del KGB, con un fuerte poder mental para el autocontrol, tiene una personalidad imposible de dominar por su frialdad y distanciamiento emocional. La gente que le conoce dice que es un hombre sin alma, que nunca tiene suficiente y que siempre quiere más, fundamentalmente porque considera que se lo merece. “Tengo la sensación de que conseguiré todo lo que quiero”, Vladimir Putin dixit, frase igualmente aplicable a Hitler, Stalin y Pol Pot, el trío de sanguinarios del siglo XX. www.carloshidalgo.es