CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

petophilia

PETOPHILIA

Hace unas semanas un estudio reveló que los perros son capaces de interpretar y comprender cuando alguien ayuda a su amo o no. Siempre se había especulado con la idea de que un can puede llegar a captar las emociones, saber si una persona está triste o contenta, o incluso si son apreciados o no. Ahora, se ha descubierto que también pueden detectar si una persona está inclinada a la bondad o a la maldad. Esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio de la revista científica “Neuroscience & Biobehavioral Reviews”. La ciencia pues confirma que el mejor amigo del hombre puede determinar si una persona nos conviene o no. O lo que es lo mismo, tienen la capacidad de determinar si las personas que nos rodean están con nosotros porque verdaderamente nos quieren o si, en cambio, son personas con malas vibraciones que no aportan nada positivo a nuestra vida. Las habilidades sociales y cognitivas de los perros cada vez nos sorprenden más haciendo que para muchos el perro sea igual o incluso más importante que ciertas personas. Llegados a este punto ¿es posible que haya un exceso de apego a los animales? Petophilia es el término que se ha acuñado popularmente para aludir al excesivo amor por los animales. ¿necesita Prince, la mascota de Paris Hilton, una mansión propia como tiene?, ¿o, Asia, el bulldog francés de Lady Gaga, las joyas con las que suele posar? Qué duda cabe que cuidar un animal desde pequeño fomenta responsabilidad y disciplina, aportando cariño, compañía y seguridad. Pero lo cierto es que la excesiva personificación de las mascotas puede ser patológica pues lo cierto es que no necesitan ni vestidos, ni joyas, ni una mansión con spa para estar bien. La cosa es mucho más sencilla que todo eso: con amor y cuidado es suficiente. www.carloshidalgo.es

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