CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

El fracaso de la reinserción

EL FRACASO DE LA REINSERCIÓN

La semana pasada se dio una noticia cuanto menos alarmante. Un recluso de la prisión provincial de Huelva, recién puesto en libertad, se cortó el cuello, después de que le negaran la entrada, al volver al centro penitenciario, por no tener adónde ir. El interno se negaba a abandonar la cárcel al considerar que se encontraba desamparado y sin un lugar a donde acudir. Tras marcharse, regresó al cabo de unas horas con el ánimo de entrar de nuevo, si bien se le explicó que, habiendo finalizado su condena, no podía ser admitido de nuevo. En su desesperación el ex recluso atentó contra su propia vida cortándose el cuello, siendo trasladado al hospital. En España hay actualmente 60.000 presos. La mayoría ha cometido delitos contra la propiedad (20.000) y sólo 1.000 son de primer grado (considerados extremadamente peligrosos). Esta noticia ha enfatizado la idea de que la falta de personal en el área de tratamiento hace que las personas privadas de libertad no tengan un horizonte claro más allá de las rejas, imposibilitando así una reinserción real. El Ministerio, en una evidente hipertimia, asegura que el 70% de los presos no vuelve a reincidir tras salir de prisión, frente al 30% que vuelve a delinquir al recuperar la libertad. En teoría, cuando una persona llega a prisión, se le hace un programa individualizado de tratamiento, siendo evaluado por el médico, el trabajador social y el psicólogo, realizándose después una propuesta de intervención para favorecer su reeducación. Pero la realidad es bien distinta pues los programas terapéuticos, al ser voluntarios, son realizados por pocos reclusos. Además, lamentablemente, las terapias que los presos reciben en las cárceles son genéricas, poco individualizadas y escasas, existiendo ocho psicólogos, un trabajador social y un educador para un centro de 1.000 reclusos. Con esta carencia de personal es muy difícil que se lleve a cabo una reinserción real, verdadero fin de la institución penitenciaria. www.carloshidalgo.es

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