SER MUJER EN IRÁN
El pasado 13 de septiembre, la joven iraní Mahsa Amini fue detenida en Teherán, por la “policía de la moral”, al llevar un pantalón demasiado ajustado y el velo mal puesto. Varios testigos vieron cómo la golpeaban violentamente para meterla en un furgón policial. Pocas horas después, fue llevada en coma a un hospital donde, tres días después, murió. La muerte de Mahsa ha desatado un torrente de indignación y protestas en todo Irán. En una de las manifestaciones, las fuerzas de seguridad respondieron con disparos contra los manifestantes a corta distancia, matando a 66 personas. Sin duda, las mujeres iraníes son el colectivo más afectado por la falta de derechos humanos, en este país del golfo pérsico, donde leyes arcaicas, abusivas y degradantes siguen vigentes dejando a merced de los hombres a cualquier mujer. Por ejemplo, el Código Civil consagra que el jefe de familia es siempre el hombre, pudiendo este prohibir a la esposa el ejercicio de cualquier trabajo. Además, la doctrina oficial sostiene que enseñar el cabello, la piel del cuello o los tobillos es una provocación condenada con 74 latigazos. De ahí la justificación del velo. La mujer vale, por ley, la mitad que un hombre. Así, en caso de accidente o muerte, el valor de la vida de un varón es el doble que la de una mujer. Tan increíble como cierto. En un acto de valentía, los jugadores de la selección de Irán han protagonizado, hasta la fecha, la imagen del Mundial de fútbol cuando se negaron a entonar el himno del país, como medida de protesta por el asesinato de Mahsa. Seguramente, este acto tendrá consecuencias nada más vuelvan a su país, pues el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ya amenazó con importantes sanciones (incluida la cárcel) si hacían algún gesto en señal de protesta en el Mundial. Desde aquí nuestro aplauso y admiración para estos 11 valientes. www.carloshidalgo.es