La maldición del ascenso
En 1969, el psicólogo canadiense Laurence Peter escribió el libro El Principio de Peter, donde explicaba que una de las claves del mal funcionamiento de algunas empresas es la tendencia a recompensar a los empleados eficientes con ascensos. Dice este principio que en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia, por lo que con el tiempo, todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para desempeñar sus obligaciones. Este hecho, con frecuencia, acarrea dos consecuencias indeseadas. Por un lado, quien había sido eficaz en su puesto anterior no funciona tan bien en su nuevo puesto. Y, por otro, el empleado sufre un descontento y una frustración tal que observa el premio mas como una maldición que como una recompensa. Esto hace que cada vez más trabajadores vean la promoción laboral como un arma de doble filo. De hecho, investigaciones recientes confirman que ni el ascenso es el premio ideal para todo el mundo, ni todo el mundo quiere ser ascendido. Así, se calcula que el 66% de los trabajadores no quiere promocionar en el trabajo. Entre los motivos que se esgrimen destaca la creencia de que ese ascenso va a suponer un incremento de trabajo y responsabilidades que no va a ser compensado económicamente. Por todo lo comentado, el efecto del Principio de Peter puede ser muy negativo para la eficiencia de cualquier empresa u organización puesto que, como consecuencia de lo que el principio manifiesta, muchos puestos directivos son ocupados por personas que no tienen la suficiente cualificación para su trabajo, lo que les conduce a graves errores en las decisiones. Tanto es así, que se ha constatado mas acierto en las elecciones cuando se ha promocionado aleatoriamente o con una moneda al aire, que cuando se ha hecho caso a un directivo. www.carloshidalgo.es