EL TEST MOCA
Hace unas semanas, Ronny Jackson, el médico de la Casa Blanca, afirmó que la salud del presidente, Donald Trump, es excelente y sin indicios de problemas cognitivos. Lo afirmó después de que el mandatario de 71 años se sometiera al Test de Evaluación Cognitiva de Montreal (MOCA). Es posible que para los no iniciados en estas lides quede ininteligible y solemne el pase del Test y sus conclusiones. Algo así como cuando vas al taller y el mecánico dice que se ha estropeado la trócola: sólo sabes que te va a costar un riñón, pero ni idea de lo que es. La realidad es que el Test se realiza en menos de 10 minutos y contiene pruebas tan concluyentes, difíciles y arduas como dibujar un reloj con las agujas señalando una hora determinada, memorizar 5 palabras, dar un golpecito cada vez que el examinador diga la letra A o saber en qué día estamos. Evidentemente, esta mini prueba la pasan los médicos de atención primaria para detectar problemas leves de memoria o concentración. Es una obviedad que el Dr. Jackson nos toma por tontos al resto del mundo pues es más que notorio que es un método poco fiable a la hora de asegurar si una persona goza o no de una buena salud mental. Para determinarlo, sería necesaria una evaluación clínica de los diversos especialistas que forman parte de la salud mental: psicólogos, neurólogos y psiquiatras. Fue el propio Trump quien solicitó la prueba, tras enfrentarse a varias especulaciones sobre su salud mental, desde la publicación de un libro que alimenta la sospecha de que el presidente es mentalmente incapaz de ostentar tan alto cargo. En el libro (“Fuego y furia”) se le dibuja como un niño grande, altamente inestable, incapaz de prestar atención, enamorado de sí mismo, cual buen narcisista, egocéntrico, prepotente y arrogante. www.carloshidalgo.es