EL PERIÓDICO MEDITERRÁNEO Artículo opinión 22/05/2022
EL PODER DE LOS HÁBITOS
Juegos olímpicos de Pekín. Michael Phelps sube al poyete para lanzarse al agua y competir en la final de los 200 m. mariposa. Supo que algo iba mal nada más entrar en la piscina. Las gafas filtraban agua y en cada brazada su visión era más limitada. A partir del segundo giro, ya no veía nada: ni la línea del fondo de la piscina, ni la T que indica que se está llegando a la pared, ni por los lados para ver los rivales. Afortunadamente, su entrenador lo hacía nadar a oscuras, pintándole con rotulador negro las gafas, para que aprendiera la rutina de la natación. Por ello sabía que antes de iniciar el giro debía dar 21 brazadas. Cuando dio la última y tocó el sensor, se quitó las gafas y, mirando el marcador, vio dos letras parpadeando junto a su nombre: W.R. Había batido el récord del mundo. Una rutina es la costumbre de hacer algo de manera determinada, regular y periódica, como había hecho Phelps durante años. Y cuando una rutina se aprende, se convierte en hábito. El 40% de las decisiones que se toman al día no son meditadas, sino rutinas que el cerebro repite inconscientemente. El hábito se instaura porque el cerebro busca el modo de ahorrar energía, por lo que su tendencia es convertir cualquier situación enrutina. El problema es que el cerebro no diferencia entre hábitos buenos y malos. Los hábitos son tan poderosos que consiguen que el cerebro se aferre a ellos excluyendo todo lo demás, incluido el sentido común, lo que hace que modificarlos sea complicado. Desarrollar buenos hábitos es clave para el logro de resultados, pues ayudan a conquistar metas, sobre todo cuando se automatizan, cuando lo ensayado se convierte en hábito, como le ocurrió a Phelps cuando nadó a ciegas. Y es que la excelencia no es un acto, sino una rutina convertida en hábito. www.carloshidalgo.es