Daphne de Maurier escribió en 1938 la novela Rebecca. Esta, narra la vida de Maxim de Winter que viaja hasta Montecarlo para olvidar la muerte de su esposa, casándose allí con otra mujer con la que regresa a su mansión. Todo es perfecto, hasta que la memoria de la esposa fallecida, de la que todos comentan el aura y la gran belleza que tenía, atormenta hasta el extremo a la segunda mujer, llenando de inseguridad el vínculo con su marido. Tomado del libro, la psicología habla de Síndrome de Rebecca o Celos retrospectivos, a la aparición patológica de pelusa hacia una expareja, considerándose patológico cuando éste aparece sin fundamento, convirtiéndose en una obsesión. Y es que sentir celos e incomodidad por un “ex” de la pareja es más común de lo que parece. Es la inseguridad, los problemas de apego y la baja autoestima quienes están detrás de ello. Con frecuencia, quienes lo sufren, tienen la necesidad de validar su relación constantemente, y de sentirse amados y aceptados en todo momento, lo que provoca un alto nivel de ansiedad y angustia emocional. De manera recurrente, se establece una comparación con la expareja, lo que hace que uno examine la apariencia física de esa persona, comparándola con la propia, así como los logros, la personalidad o incluso la vida sexual. Regular este problema requiere de un enfoque consciente y reflexivo, debiéndose trabajar aspectos como la autoestima y la seguridad en sí mismo. La novela fue tan exitosa que Alfred Hitchcock hizo una película donde, a la chaqueta de Joan Fontaine, se le empezó a llamar (y se sigue haciendo) en castellano “rebeca”. www.carloshidalgo.es