El efecto de arrastre
¿Quién no ha elegido alguna vez un restaurante porque estaba lleno de gente, interpretando que allí se comería mejor que en otro que estuviese vacío? ¿Quién no se ha dejado llevar por el número de opiniones de Tripadvisor para elegir un local hostelero? Este sesgo cognitivo se llama efecto de arrastre o Bandwagon effect, término inglés equivalente a la expresión castellana “subirse al carro”. Estaríamos hablando del fenómeno que describe la tendencia que tenemos a seguir el ejemplo de otros, por encima incluso de nuestras propias opiniones. Este efecto de arrastre es el responsable de que la opinión más popular reciba un mayo apoyo, pues cuando tomamos decisiones solemos decantarnos por la opción que más gente ha escogido. Las personas nos vemos afectadas por este sesgo a diario, desde cuando hacemos la compra hasta la elección de una serie de televisión. Sería algo así como un “consumo por imitación”, pues la demanda de algo aumenta porque los demandantes se unen a los que ya han consumido previamente dicho producto. Con frecuencia, las discográficas y las editoriales se benefician del efecto de arrastre cuando utilizan las listas de éxitos para incrementar aún más las ventas de los productos más demandados. Con el vertiginoso desarrollo de las redes sociales, los principios de líder y seguidor han hecho que este efecto sea aún más trascendental para el marketing de lo que ya era. Los influencers, personas posicionadas como líderes de opinión en Internet, generalmente como bloggers ocon una página web o canal propio, se han convertido en un modelo a seguir, ejerciendo un gran peso en la opinión y el comportamiento del consumidor. Desgraciadamente, con frecuencia el ser humano nos damos a conocer de manera errónea, pues nos empeñamos en identificarnos a través de la manera de consumir y de aparentar, tal y como una moneda grande se distingue de una pequeña por su sonido. www.carloshidalgo.es