Septiembre amarillo
Con el objetivo de difundir la idea de que el suicidio puede prevenirse, desde el 2003 el 10 de septiembre es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Actualmente, Septiembre amarillo es una campaña de la OMS, vinculada a tal prevención. Se escogió este color porque en 1994 se fundó el programa Yellow Ribbon (Cinta amarilla) por los padres y amigos de un adolescente, Mike Emme, que se quitó la vida al no saber pedir ayuda, en un momento de desesperación profunda. Mike era conocido por su personalidad cariñosa, servicial y su pasión por la mecánica, restaurando un Ford Mustang de 1968 y pintándolo de amarillo brillante. Los amigos, conmocionados por no haber percibido sus señales de angustia, intentaron prevenir otros posibles suicidios pegando centenares de cintas amarillas donde se leía “por favor no te suicides, pide ayuda” junto a un teléfono. Esa cinta amarilla se convirtió en un símbolo cuando todos comenzaron a atársela al pelo o a sujetarla en la ropa. Hoy, a pesar de que no querer hablar de estadísticas, sino de vidas, no puedo obviar que cada 43 segundos una persona en el mundo decide quitarse la vida. Muchísimas más que las provocadas por los conflictos bélicos o por las catástrofes naturales. La prevención del suicidio es responsabilidad de todos, creando espacios seguros para hablar y escuchar sin juzgar, porque el silencio es más peligroso que la conversación. Las señales de alerta son siempre reales y deben tomarse en serio. El suicidio no es un acto de debilidad, es el reflejo de un dolor insoportable, y pedir ayuda es un acto de valentía. Porque la vida vale la pena vivirla. www.carloshidalgo.es