Del cielo al infierno
Esta semana se cumplen 15 años del famoso minuto 116, cuando Andrés Iniesta alcanzó la cúspide del fútbol al marcar el gol que otorgó a España su primer título en un Mundial. El éxito, el reconocimiento y la gloria deportiva son sueños que muchos persiguen, pero detrás de ello puede esconderse una realidad silenciosa: la lucha interna contra la depresión. Iniesta, símbolo del deporte rey, ha demostrado que la salud mental no distingue entre fama o logros. Su historia es un recordatorio de que incluso en la cima del éxito, el bienestar emocional puede verse amenazado. Cuando Iniesta perdió a su amigo Dani Jarque en 2009, la tristeza, la ansiedad y el vacío lo invadieron, sumiéndolo en una depresión severa. Su felicidad pública contrastaba con una oscuridad personal; del cielo al infierno en un segundo. La presión y el desconocimiento de su estado emocional lo llevaron a vivir una “doble vida”, mostrando alegría en público, mientras lloraba en privado: Me metía en la ducha y lloraba. Lloraba sin que nadie me viese. Otros deportistas, como Michael Phelps, Simone Biles o Naomi Osaka, han hablado abiertamente sobre su lucha por conseguir el equilibrio psicológico, ayudando a fomentar conversaciones sobre el bienestar psicológico en el deporte. El viaje de Iniesta desde la gloria hasta la oscuridad, y su posterior recuperación, es un testimonio poderoso de la resiliencia humana. Su historia nos invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestra salud mental, reconocer nuestras vulnerabilidades y buscar ayuda cuando sea necesario. Porque la verdadera victoria no está en los trofeos, sino en el bienestar emocional y en la capacidad para superar los momentos difíciles. www.carloshidalgo.es