CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

Porro de hortensia

Al parecer, cada vez se roban más hortensias de los parques y cementerios. La moda, según la prensa, proviene de Francia y Alemania. El motivo no es otro que fumar hortensias en forma de porro, como sucedáneo de la marihuana. Por lo visto, se ha extendido la noticia por la red de que fumar canutos elaborados con flores y hojas de hortensia provoca un efecto alucinógeno. Pero lo cierto es que lo que provoca son trastornos respiratorios, gastrointestinales y alteraciones del ritmo cardíaco. En el caso de fumarse en dosis altas podría llegar a causar la muerte, ya que la combustión de esta planta puede generar cianuro de hidrógeno (HCN), componente altamente tóxico. Este cianuro, cuando se evapora, se concentra en el aire y al respirarlo puede originar náuseas, dolor de cabeza, confusión mental y pérdida de conocimiento. Además, una particularidad del cianuro es que se acumula en el organismo y cuando se toma alcohol se produce una potenciación de los efectos tanto alucinógenos como venenosos. Visto lo visto, fumar este derivado de la hortensia lo que se provoca es una intoxicación del sistema nervioso. Ante la sospecha, más que fundada, de la aparición de un mercado de estupefacientes sustitutivo de la marihuana y basado en las hortensias, convendría estar encima de nuestros adolescentes más que nunca, alertando a los posibles consumidores de los peligros que implica para la salud esta moda. Porro de hortensia ( El Periódico Mediterraneo – 16/02/2014 )

China crisis

Los mas mayores al leer el título pensaran que vamos a hablar del grupo británico surgido en los 80. Pero no. El tema versa sobre el gigante asiático. Siempre se ha tenido la idea de que los productos chinos adolecían de la calidad de los europeos. Ahora, las noticias que nos llegan es que además suelen ser peligrosos para la salud por los materiales usados. Esa calidad tan precaria puede deberse a que el rápido crecimiento de su economía ha provocado un sinfín de irregularidades en sus sistemas de control de calidad. Un claro ejemplo lo encontramos en la Luna. El vehículo lunar chino Yutu se rompió tras un mes y medio de funcionamiento. La agencia espacial china ha anunciado que se han averiado los instrumentos que el vehículo necesita para reiniciarse tras la noche lunar. En los 42 días que lleva de misión, el vehículo solo ha recorrido 100 metros. Por otro lado, China es el tercer país más visitado del mundo. Pero este último año ha registrado una aguda caída de turistas (un 20% menos). El motivo: la contaminación. Y es que tanto el aire y como el agua de China están contaminados después de tres décadas de crecimiento acelerado y sin control ambiental. Y por último, los más sesudos economistas dicen que tras el hermetismo comunista se encuentra un problema de deuda espectacular. Dicen que está luchando por contener la creciente deuda de sus gobiernos locales, resultante del crédito fácil. ¿China crisis?

Cuento sufi

En la antigua ciudad de Kioto habitaba un gran samurái. Ya era anciano, pero aún era capaz de vencer a cualquier oponente, tanto con el sable como con el bastón de kendo. Su reputación era tan grande que tenía muchos estudiantes a su cargo. Un día, llegó a la ciudad un joven guerrero bravucón, aunque no muy hábil. Durante su primera semana oyó hablar del anciano samurái y quiso recibir sus clases —Señor, os pido que me aceptéis como alumno, dijo, cuando tuvo enfrente al maestro. El samurái respondió: —No tengo tiempo para ti. Vete y busca otra escuela. El joven se sintió herido, entró en cólera y empezó a insultar al maestro: —Eres un viejo idiota. ¿Quién te querría como profesor? Estaba bromeando. Nunca tomaría clases con un inútil como tú. Los estudiantes del samurái se quedaron perplejos ante el atrevimiento del joven forastero y se quedaron esperando la contundente réplica de su maestro a base de golpes y llaves marciales. Pero el samurái siguió ordenando sus libros como si nada. El joven, envalentonado, subió todavía más el tono:   —¡No sirves para nada, viejo farsante! ¡Además, hueles como una montaña de boñigas de vaca! Y como el samurái no respondía, el joven escupió, dio golpes a los muebles y movió su palo kendo en el aire durante un buen rato. Finalmente, se cansó y, viendo que nadie le respondía, se fue un tanto avergonzado. Algunos de los estudiantes más jóvenes que había allí reunidos soltaron una lágrima al ver que su maestro ni siquiera había hecho el intento de defender su honor y el de la escuela. Uno de ellos se limpió los ojos y dijo: —¿Cómo ha podido soportar semejante vileza, maestro? El maestro, sin dejar de ordenar sus cosas, respondió: —Si alguien te hace un regalo y no lo recibes… ¿a quién pertenece ese regalo?