CARLOS HIDALGO Psicólogo clínico

Esperando a Montecristo

Entre los muros de La Santé, la prisión más célebre de París, Nicolás Sarkozy inicia un capítulo insólito en su vida. Condenado a cinco años de prisión, por financiar su campaña presidencial de 2007 con fondos procedentes del régimen libio de Muamar el Gadafi, el expresidente ha cambiado los discursos por el silencio, el traje por el chándal y las cenas en el Elíseo por el rancho carcelero. Su entrada en prisión no solo representa un hecho político y judicial sin precedentes, sino también un fenómeno de profundo interés psicológico. El detalle de que elija como libro de cabecera El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas, es un gesto cargado de simbolismo, un espejo narrativo de la caída, espera y posible redención, más que una preferencia literaria. Desde la psicología, la privación de libertad implica enfrentarse a la soledad y al tiempo desnudo, más aún para alguien acostumbrado a la exposición mediática y el poder. La cárcel, como espacio de aislamiento, obliga al preso a un proceso de introspección forzada. Así, la persona ya no se valida por sus logros externos, sino por la capacidad de sostener su identidad en condiciones adversas. En este sentido, la elección del libro se interpreta como una estrategia de afrontamiento, buscando un marco narrativo que dé sentido a su experiencia. El paralelismo con Edmundo Dantès, protagonista de la novela, es inevitable, pues los dos comparten la vivencia de ser acusados, encarcelados y traicionados. La lectura pues, no es solo una manera de evasión; más bien se convierte en un refugio simbólico, un modo de transformar el tiempo de castigo en tiempo de reflexión. www.carloshidalgo.es

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